Con su cálida simpatía y colorida vestimenta, tres investigadores de la Universidad de Antioquia arribaron a Guayaquil para participar en el IX Congreso Científico Internacional INPIN 2024, organizado por la Universidad Laica VICENTE ROCAFUERTE de Guayaquil (ULVR). Aunque su presencia pudiera parecer casual, lo que trajeron consigo fue un análisis innovador que podría transformar la manera en que se gestionan los deslizamientos de tierra en Colombia y otras regiones con geografía similar.
Juan Carlos Valdés Quintero y Elizabeth Chaparro Cañola, docentes del programa en Tecnología y Gestión de la Universidad de Antioquia (UDEA), no presentaron un simple póster: su investigación sobre la “Variación del volumen de los Movimientos en Masa por cada fase del fenómeno El Niño Oscilación del Sur (ENSO)” está destinada a ser una herramienta clave en la gestión y prevención de riesgos geológicos.
Al escuchar a Valdés, uno no puede evitar sentirse cautivado por la precisión con la que explica el proceso: “Buscamos encontrar patrones de estimación espacial o de agrupamiento”, comenta, destacando que el análisis espacial y temporal de los Movimientos en Masa no es solo un ejercicio académico, sino una propuesta concreta para diseñar políticas de uso del suelo y mitigación de riesgos. Y en este punto, es imposible no preguntarse, ¿hasta qué punto estos estudios pueden cambiar la forma en que enfrentamos los desastres naturales?
Elizabeth, complementando la explicación de su compañero, detalla el uso de avanzadas técnicas de interpolación geoestadística para modelar y predecir deslizamientos de tierra, un enfoque que permite una comprensión más detallada de las áreas de mayor riesgo. “Encontramos comportamientos simétricos en los datos,” menciona con seguridad, mientras muestra un mapa de interpolación que resalta zonas vulnerables. Para ella, este tipo de estudios no son solo datos fríos, sino una oportunidad de generar cambios tangibles.
Con siete meses de trabajo detrás, la investigación empieza a ofrecer resultados que pueden tener repercusiones más allá de las fronteras colombianas. La forma en que las distintas fases del ENSO influyen en los deslizamientos de tierra y otros movimientos en masa es un dato vital para prevenir futuros desastres. Y, como señala Valdés, “Es hora de que las políticas de riesgo se basen en datos y no en reacciones tardías”. Una reflexión que nos invita a pensar en la importancia de la prevención.
INPIN 2024, organizado por la ULVR, no solo reunió a expertos para compartir conocimiento; también abrió una ventana al futuro de la gestión de riesgos naturales en toda América Latina. ¿Estamos preparados para actuar con anticipación y salvar vidas? Esta investigación parece ser un paso firme en esa dirección.