Con una ceremonia llena de emociones, el viernes 25 de octubre, la Universidad Laica VICENTE ROCAFUERTE de Guayaquil (ULVR) ha visto cómo una nueva generación de profesionales da un paso firme hacia el futuro. Es un acto donde los sueños se materializan y las metas alcanzadas toman forma, en cada sonrisa, en cada abrazo compartido, en cada agradecimiento dirigido a quienes han sido parte de este recorrido.
El acto inició con la entrada solemne de las autoridades, lideradas por la rectora, Dra. Aimara Rodríguez Fernández, quien con su presencia recordó el compromiso que la universidad sostiene con la excelencia académica. Al entonar el himno nacional, estudiantes, autoridades y familiares sintieron el orgullo de pertenecer a esta casa de estudios.
“Hoy vemos cómo se cumple un anhelo de sacrificios y esfuerzos,” compartió el coordinador de posgrado, máster Luis Suárez Piñeiro, durante su intervención. “Es un logro que expresa el éxito de personas que nunca dejaron de confiar en sí mismas y en su capacidad para asumir nuevos compromisos,” añadió, refiriéndose a los flamantes magísteres. Palabras que resonaron en el auditorio, donde familiares e invitados se emocionaron ante el eco de esta meta cumplida.
El juramento de investidura fue otro momento cargado de simbolismo. Al ponerse de pie, los graduados de diferentes programas, desde educación y administración hasta derecho e ingeniería civil, reafirmaron su compromiso con la ética profesional y el servicio a la sociedad. El Dr. Óscar Parada Gutiérrez, vicerrector académico de investigación, grado y posgrado, dirigió el juramento, alentándolos a devolver al mundo lo que han alcanzado.
Isabel Fernanda Hernández Ayala, magíster en Educación con mención en Inclusión Educativa, tomó la palabra en representación de sus compañeros. “Nuestra vida no se define por lo que imaginamos, sino por lo que nos atrevemos a perseguir,” expresó con voz firme, invitando a sus colegas a nunca dejar de soñar y actuar. Fue un recordatorio de que cada esfuerzo cuenta y que la ULVR ha sido un pilar fundamental en su formación, brindándoles las herramientas para enfrentar los desafíos de una era donde la educación no se detiene, incluso en tiempos de adversidad.
La premiación al mérito académico fue un homenaje a quienes destacaron en su desempeño. Nuevamente, Isabel Fernanda Hernández se llevó un reconocimiento, esta vez de manos de la rectora, quien enfatizó el compromiso de la universidad con quienes persiguen la excelencia.
El acto culminó con el himno de la universidad y la salida de las autoridades, seguido por los graduados, quienes, entre miradas de orgullo y felicidad, dejaron el auditorio para iniciar un nuevo capítulo. Este día, no solo celebraron un título; celebraron el inicio de una aventura que recién comienza. Como bien citó Hernández, recordando a Orianna Fallaci, “La graduación no es el final de una etapa, sino el comienzo de una nueva aventura.”