Hoy, viernes 23 de agosto de 2024, los pasillos de la Universidad Laica VICENTE ROCAFUERTE de Guayaquil (ULVR) se impregnaron de alivio y alegría, un reflejo de la culminación de los exámenes finales del semestre A-2024. Al recorrer la universidad, uno podía sentir la mezcla de satisfacción y orgullo en las sonrisas de los estudiantes, quienes, tras semanas de esfuerzo, largas noches de estudio y, en algunos casos, un par de lágrimas, celebraban el cierre de un capítulo más en su vida académica.
Geovanny Zurita, estudiante de segundo semestre de Derecho, no disimulaba su felicidad. “Esta temporada de exámenes fue un éxito para mí. Ayudé a mis compañeros y culminé el semestre con muy buenos resultados,” confesaba con una sonrisa de oreja a oreja. Su secreto, según cuenta, es la constancia: “Llego a casa, estudio un par de horas, descanso y luego retomo. Esa ha sido mi rutina durante todo el semestre.”
No todos abordan los exámenes con la misma intensidad. Camilo Rhor, compañero de Geovanny, admite que bajó la guardia un poco. “Me relajé más en este parcial porque me había ido bien en el primero,” comenta con sinceridad. Aunque sus resultados finales fueron positivos, su experiencia nos recuerda que la confianza es buena, pero sin caer en excesos.
Los estudiantes de Arquitectura, siempre creativos, mostraron una sana competitividad. Melany Gonzabay, de cuarto semestre, relataba emocionada cómo su grupo ganó el proyecto sobre viviendas colectivas, logrando incluso la exoneración en una materia. Por su parte, Edwin Mendoza celebraba sus logros académicos rodeado de amigos que lo respaldaban: “Terminé el semestre con las mejores notas. Mis compañeros dicen que soy el mejor del curso, y lo confirmo,” declaraba entre risas y aplausos.
El ambiente de camaradería se reflejaba también en las palabras de Verónica Palacios, presidenta del curso: “Aunque a veces no me hagan caso, igual los quiero. Todos logramos pasar con buenas notas,” expresó, mostrando el espíritu de equipo y apoyo mutuo que prevalece entre sus compañeros.
En la carrera de Ingeniería Civil, Liseth Sagñay, de quinto semestre, compartía su optimismo: “Me fue muy bien en los exámenes, y creo que a mis compañeros también. Todos los de mi grupo salimos bien,” decía con confianza. Sus palabras resaltan la importancia de la colaboración y el apoyo mutuo.
Por los pasillos de Educación Básica, Ángel Tandazo, del tercer semestre, compartía su entusiasmo: “Este semestre fue genial. Aprendí mucho y en los exámenes me fue bien porque me esforcé por mejorar.” Una actitud que inspira a quienes buscan crecer académica y personalmente. A su lado, María Alexandra Carbo, también de tercer semestre, despedía nuestra conversación con un alegre “¡Felices vacaciones!”, un recordatorio del merecido descanso tras meses de dedicación.
En la carrera de Administración de Empresas, Erika Guebla, estudiante de cuarto semestre en horario diurno, reflejaba la satisfacción de un trabajo bien hecho. “Me fue muy bien en los exámenes. Salí excelente en todas las materias y mantuve un buen promedio,” compartía con entusiasmo. Este semestre, para ella, ha sido un viaje de aprendizaje constante. “Aprendí a desarrollar un proyecto áulico desde cero, lo cual fue una experiencia muy gratificante. Elaborar proyectos y vivir todas estas experiencias ha hecho que este semestre sea realmente especial,” comentaba Erika, mostrando el espíritu emprendedor que la ULVR busca fomentar en sus estudiantes.
Escuchar a estos jóvenes fue una experiencia revitalizante. Sus historias de esfuerzo y dedicación, contadas con palabras sencillas pero llenas de emoción, son un recordatorio del verdadero significado de la educación. Cada examen aprobado es un testimonio de su compromiso y del apoyo constante de la ULVR en su formación. ¡Felices vacaciones, queridos estudiantes! Que este descanso les recargue de energía para los retos del próximo semestre.
