“Imaginen un mundo donde el comercio internacional dependa solo de lo que se produce en su país o en sus vecinos más cercanos. Un desayuno sin café de Colombia, sin bananas de Ecuador, sin tecnología de Asia. Difícil, ¿verdad?” Con esta reflexión, Jorge Luis Pino Heinert, gerente LATAM de Ocean Network Express (ONE), inició su charla online sobre la importancia del transporte marítimo ante estudiantes, docentes y graduados de Economía y Comercio Exterior de la Universidad Laica VICENTE ROCAFUERTE de Guayaquil.
Desde su pantalla, Pino Heinert trazó un recorrido por la evolución del comercio marítimo, desde los tiempos en que cargar un buque era una odisea de 60 horas hasta la era del contenedor, que redujo esa tarea a minutos. “Todo cambió en 1956, cuando Malcom McLean creó el contenedor estandarizado, un invento que revolucionó la logística y permitió la globalización como la conocemos hoy.”
Pero el transporte marítimo no es solo historia, sino un engranaje vivo, sujeto a retos que pueden alterar el equilibrio del comercio mundial. “Cuando un conflicto afecta una ruta clave, como el Mar Rojo, no solo impacta a las navieras, sino a cada persona que depende de la llegada de productos en su día a día. El desvío de los buques por Sudáfrica aumentó tiempos de tránsito y costos, generando efectos en cadena que todavía se sienten en los mercados.”
De los Puertos a la Inteligencia Artificial: Adaptarse o Quedar Atrás
La congestión portuaria es otro de los desafíos que las navieras enfrentan. En cifras, de los 31.7 millones de TEUs que conforman el comercio mundial de contenedores, más de 2.5 millones están atrapados en puertos congestionados. “Si un puerto se satura, todo el comercio sufre. México, por ejemplo, ha visto una explosión en sus volúmenes debido a la guerra comercial entre China y EE.UU., lo que ha generado retrasos que impactan a toda Latinoamérica.”
Ante este panorama, la tecnología se convierte en aliada clave. La inteligencia artificial ya se emplea para prever congestiones portuarias y optimizar rutas marítimas. “Hoy, podemos alimentar un sistema con millones de datos sobre importaciones y exportaciones, y en minutos obtener proyecciones sobre el crecimiento del mercado en cada región. El desafío es integrar estas herramientas sin perder el criterio humano en la toma de decisiones.”
Sostenibilidad y el Futuro del Transporte Marítimo
El compromiso ambiental también estuvo en la agenda. “Para el 2050, muchas navieras, incluyendo ONE, buscan alcanzar emisiones netas cero. Estamos invirtiendo en buques con combustibles alternativos como metanol y gas natural licuado, además de rediseñar nuestras naves para reducir el consumo energético.”
Las regulaciones en regiones como Europa y EE.UU. han empujado al sector a acelerar esta transición. “Ya no es solo una cuestión de imagen corporativa, sino de cumplir con normativas cada vez más exigentes. Los clientes ahora pueden incluso comprar certificados de ahorro de emisiones para compensar su huella de carbono.”
Más que Carga, una Red Global de Oportunidades
Al abrir el espacio para preguntas, los estudiantes se adentraron en temas como la seguridad en altamar, la competencia entre el transporte marítimo y aéreo, y la importancia de los seguros de carga. “No basta con enviar un contenedor, hay que pensar en los riesgos. Un accidente puede implicar no solo la pérdida de la mercancía, sino costos adicionales por el rescate del buque.”
La charla cerró con la entrega de un certificado de reconocimiento al expositor a cargo de la subdecana de la Facultad de Ciencias Sociales y Derecho. Un gesto que, más allá del protocolo, simbolizó el agradecimiento por una ponencia que permitió comprender que detrás de cada producto que consumimos hay una red global de decisiones, inversiones y estrategias que hacen posible que el comercio fluya.
En un mundo cada vez más interconectado, el transporte marítimo sigue siendo el eslabón invisible que mueve la economía. Y aunque muchas veces pase desapercibido, su impacto es tan tangible como la taza de café que tenemos cada mañana.