En la búsqueda de alternativas sostenibles para enfrentar la crisis climática, el hidrógeno verde emerge como una solución prometedora. Pero, ¿qué es exactamente el hidrógeno verde? Es un tipo de hidrógeno producido mediante la electrólisis del agua, un proceso que separa las moléculas de agua en oxígeno e hidrógeno utilizando electricidad. Lo que lo hace “verde” es que esta electricidad proviene exclusivamente de fuentes renovables, como la energía solar, eólica o hidroeléctrica. A diferencia del hidrógeno gris, que se produce a partir de combustibles fósiles y genera emisiones de dióxido de carbono, el hidrógeno verde es completamente limpio, ya que no genera emisiones durante su producción.
Además de ser una fuente de energía, el hidrógeno verde sirve como medio para almacenar energía renovable, ya que puede comprimirse y transportarse para diferentes usos. Sus aplicaciones van desde la generación de electricidad en plantas de energía hasta su uso como combustible en vehículos y aviones, así como en procesos industriales que requieren altas temperaturas. Esta versatilidad lo convierte en un componente esencial para descarbonizar sectores de la economía difíciles de electrificar directamente, como la industria pesada. Por ejemplo, en la producción de acero y cemento, que requieren grandes cantidades de calor y energía, el hidrógeno verde puede reemplazar al carbón y otros combustibles fósiles, reduciendo así las emisiones de gases de efecto invernadero.
A nivel global, ya se están implementando grandes proyectos para la producción de hidrógeno verde. En América Latina, países como Chile, Brasil y Perú están a la vanguardia con iniciativas ambiciosas. Chile, por ejemplo, está desarrollando el proyecto H2 Magallanes , que combina un parque eólico de 10.000 MW con una planta de electrólisis para producir hidrógeno verde que se transformará en amoníaco. Brasil avanza con el Ceará Green Hydrogen Hub , centrado en la producción de hidrógeno a partir de energía eólica offshore. Perú también está haciendo su parte con el proyecto Phelan Green Energy , utilizando energía solar para producir hidrógeno y amoníaco destinados a la exportación.
Ecuador también se está sumando a esta tendencia global, con una serie de proyectos piloto que buscan aprovechar su abundancia de recursos renovables. Uno de los más destacados es el Proyecto Isla Galápagos, que planea utilizar energía solar y eólica para producir hidrógeno, con aplicaciones previstas en el transporte interislas y el almacenamiento de energía de respaldo. Otros proyectos en las refinerías de Esmeraldas y Shushufindi buscan reemplazar el hidrógeno gris con verde para optimizar los procesos industriales y reducir las emisiones de carbono. Iniciativas adicionales en regiones como Chimborazo y Guayas exploran la producción de amoníaco verde y el uso de hidrógeno en movilidad sostenible.
En este contexto, la educación juega un papel fundamental. La Universidad Laica VICENTE ROCAFUERTE de Guayaquil (ULVR), comprometida con la sostenibilidad, promueve la conciencia medioambiental y la responsabilidad social entre sus estudiantes y la comunidad a través de eventos como ULVR Verde, que se celebra anualmente en junio en conmemoración del día mundial del medioambiente.
Imaginar ciudades alimentadas por hidrógeno verde y otras fuentes de energía limpia no es un sueño lejano, sino una meta alcanzable. La ULVR impulsa a sus estudiantes a desarrollar una visión crítica y proactiva frente a los desafíos ambientales, motivándolos a ser protagonistas de las transformaciones necesarias. Así, no solo se cultiva el conocimiento técnico, sino también un compromiso profundo con la sostenibilidad, preparando a los futuros profesionales para innovar y contribuir significativamente en la construcción de un entorno más equilibrado.