El martes 13 de agosto de 2024, en el auditorio del edificio central de la Universidad Laica VICENTE ROCAFUERTE de Guayaquil (ULVR), se vivió un momento que muchos estudiantes del cuarto semestre de Psicopedagogía recordarán por mucho tiempo. Como parte de la presentación de los Proyectos Integradores de Formación y Saberes (PIFIS) de la FEDU, esta primera actividad del segundo día no se trataba de una clase común, sino de un espacio donde los futuros profesionales mostraron sus avances en el desarrollo de habilidades para diagnosticar problemas de aprendizaje. Desde las 09:30 hasta las 11:00, los nervios y la emoción se mezclaron en el ambiente, mientras nueve estudiantes presentaban sus casos de estudio ante sus compañeros, docentes y autoridades.
La doctora Iris Vargas de Carrasquero, docente encargada de la asignatura “Trastornos del Aprendizaje”, abrió la jornada con palabras que resonaron en todos los presentes: “El ser humano es el eje central de toda esta propuesta”. No era una simple introducción; era un recordatorio de la responsabilidad que cada uno de esos jóvenes asumirá en su futura carrera. Su mensaje era claro: la educación es más que teoría, es una vocación que involucra el corazón.
Cada uno de los expositores, en su turno, compartió con el público no solo los diagnósticos y planes de intervención que habían preparado, sino también el contexto familiar y social de sus casos. Cristóbal Chóez, por ejemplo, habló sobre el autismo, un tema complejo y sensible. Cindy Nieto se enfocó en la disgrafía, un trastorno que afecta la escritura. Michael Pesantez profundizó en los trastornos del lenguaje, mientras Leslie Vinces abordó tanto la dislexia como la disgrafía. Génesis Seminario presentó el trastorno del comportamiento disocial, aportando una visión completa de los desafíos que enfrentan estos niños y cómo intervenir de manera efectiva.
Por su parte, Kevin Olivo presentó estrategias psicopedagógicas para niños con TDAH, subrayando la necesidad de adaptarlas a cada caso. Génesis Marcillo abordó el trastorno conductual, resaltando la importancia de la empatía en la intervención. Thalía Álava se enfocó en la intervención temprana para niños de 4 años, destacando su impacto en el desarrollo. María José Vaca cerró con el trastorno del espectro autista, reafirmando la relevancia de la comprensión en el proceso terapéutico.
El consenso entre los estudiantes fue unánime: la intervención no es completa si no se involucra a la familia y a la escuela. Presentaron materiales y actividades diseñadas para alcanzar metas a corto y largo plazo, subrayando la importancia de un enfoque integral. Era evidente que estos futuros psicopedagogos entendían que, para lograr un verdadero impacto, se necesita trabajar en equipo, algo que la doctora Vargas de Carrasquero había enfatizado desde el inicio.
Al cierre de las presentaciones, el Dr. Luis Manzano Díaz, decano de la Facultad de Educación, tomó la palabra y, con una sinceridad que tocó fibras, dijo: “En mi país hay una canción que dice: ‘Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón’. Eso es lo que estamos haciendo los docentes: ofrecer nuestros corazones para que ustedes crezcan”. Era imposible no sentirse identificado con sus palabras, sobre todo al recordar cómo estos estudiantes, que alguna vez llegaron inseguros, ahora se presentaban con firmeza, defendiendo sus casos.
El acto concluyó con un aplauso que resonó en el auditorio, no solo como reconocimiento al esfuerzo de los estudiantes, sino también como una reafirmación de que, en la ULVR, la educación se vive con el corazón.