Muy pronto la Universidad Laica VICENTE ROCAFUERTE de Guayaquil (ULVR) dejará una huella significativa en la comunidad del recinto El Carmen del cantón Samborondón. Esto será posible gracias a los estudiantes del octavo semestre de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería, Industria y Construcción (FIIC) quienes han emprendido un proyecto de vinculación con la sociedad que promete mejorar la calidad de vida local.
Marina Morán Troya, una de las estudiantes líderes, describe con entusiasmo su labor: “Estoy realizando agujeros para las uniones de los palets que estamos utilizando para crear un área recreativa”. Ella cree firmemente que este espacio beneficiará a toda la comunidad, permitiendo la integración de sus habitantes. “El material lo pusimos en conjunto todos los compañeros”, añade, reflejando el espíritu colaborativo del proyecto.
Gabriel Plúas, también del octavo semestre de Arquitectura, explica el objetivo central del proyecto: “Será un huerto urbano. Lo que buscamos es que haya cohesión social, que todo el barrio y el sector se beneficien de un lugar donde puedan reunirse”. Gabriel destaca que están haciendo macetas para el huerto, y así darle un toque especial al espacio.
Diego Polanco, comprometido con el proyecto, menciona que junto a sus compañeros han autogestionado la creación de 40 módulos cuadrados, que formarán las siglas de la ULVR. Este esfuerzo no solo demuestra su capacidad técnica y creativa, sino también su compromiso con el desarrollo sostenible y la mejora de su entorno.
El 3 de agosto será un día especial para la comunidad de El Carmen y para los estudiantes de Arquitectura de la ULVR, ya que planean entregar el proyecto terminado, el cual será el fruto del trabajo en equipo y la dedicación, y además un símbolo del impacto positivo que la educación puede tener en la sociedad.
El trabajo de estos estudiantes va más allá de la simple teoría aprendida en clase. Han dedicado numerosas horas, que podrían haber empleado para otras actividades, a este proyecto. Usando herramientas manuales y eléctricas, como taladros y sierras, han construido cada componente del huerto con sus propias manos. Este esfuerzo refleja su dedicación y compromiso con la comunidad de El Carmen, demostrando un sentido de responsabilidad social que sobrepasa los linderos del deber académico.
Los estudiantes de la FIIC nos dan muchas razones para afirmar que la ULVR no solo forma arquitectos, sino también ciudadanos comprometidos con la transformación positiva de sus comunidades, creando un ecosistema donde todos crecen juntos. Este proyecto en El Carmen será un ejemplo vivo de cómo la educación y la comunidad pueden unirse para construir un futuro mejor.