El martes 30 de julio por la mañana, el paseo del fundador del campus de la Universidad Laica VICENTE ROCAFUERTE de Guayaquil (ULVR) se llenó de melodías y gestos inclusivos. Separados en grupos, los estudiantes de tercero de básica y séptimo de psicopedagogía participaron en una actividad conjunta bajo la guía de la máster Gardenia González Orbea.
La actividad, parte de los Proyectos Integradores de Formación y Saberes (PIFIS), tenía un objetivo claro: que los estudiantes de tercero de básica aprendieran a tocar canciones infantiles en el xilófono y que los de séptimo de psicopedagogía adquirieran destrezas en lengua de señas para interpretar esas mismas canciones. Como explicó la máster González Orbea, “La música y la lengua de señas no solo enriquecen los procesos cognitivos, sino que también fomentan una sociedad más inclusiva”.
Entre las canciones practicadas se encontraban “Feliz cumpleaños”, “Estrellita” y “Los pollitos dicen”, melodías que evocan los recuerdos de la infancia y, ahora, también la integración. Los estudiantes al tiempo que aprendían la técnica adecuada para manejar el xilófono, también comprendían la importancia de la educación artística y la inclusión.
Anthony Baca Granda, de séptimo semestre de psicopedagogía, compartió su experiencia: “Mis compañeros están tocando e interpretando las canciones en el xilófono mientras yo hago las señas de la lírica.” Aprender el lenguaje de señas le ha sido fácil y lo practica desde el inicio del semestre. Menciona que las personas se sorprenden cuando lo ven usarlo, lo cual es muy gratificante. “En la ULVR nos dan la oportunidad de aprender algo que no todos valoran o conocen, y eso me alegra mucho”, añade.
Ana Mina, de tercer semestre de educación básica, también expresó su entusiasmo: “Estamos practicando nuestro proyecto PIFIS en la materia de expresión musical, enfocándonos en la colaboración con los estudiantes de psicopedagogía.” Para ella, esta experiencia, así como aprender la canción ‘Estrellita’, será muy útil en su futura profesión docente, porque le permitirá ayudar a sus estudiantes a través de la música y la inclusión.
Para Fernanda Toral, de séptimo semestre de psicopedagogía, la actividad tiene un significado profundo: “La lengua de señas es fascinante. En la vida cotidiana hablamos mucho de inclusión, pero rara vez la practicamos realmente.” Aprender lengua de señas le permitirá ayudar a personas sordas, lo que considera esencial para su futura carrera. Además, la dedicación y el cariño con los que la docente enseña, hace que el aprendizaje sea una experiencia aún más enriquecedora. “Cuando uno enseña con amor, los demás aprenden de la misma manera y también enseñan con amor”, concluye.
La actividad ha permitido a los estudiantes adquirir nuevas habilidades, al tiempo que fortalece los lazos entre ellos, promoviendo un aprendizaje colaborativo y significativo. En un entorno donde la música y la lengua de señas se unen, los estudiantes de la ULVR están aprendiendo mucho más que notas y signos; están construyendo un puente hacia una sociedad más inclusiva y comprensiva.